miércoles, 29 de mayo de 2013

Una muerte injusta en la revolución del 47

En un episodio, el 8 de julio de 1947, a las 7,30 hs. cae una bomba en el patio del Sr. Leandro Echagüe a pocos metros de la "tuca" protectora de la familia. 

Como venía sobrevolando la zona del Salesiano un avión gubernista, cuyo piloto quería bombardear la Barraca de la firma "Ruiz y Jorba" pegada al Salesiano, creyendo que ahí había un gran depósito de armas y pertrechos, erró unos 100 metros. Y la bomba cayó, como se dijo, al costado de la tuca de los Echagüe. 
En esta tuca, la madre de los Echagüe, doña Concepción Torales de Echagüe acababa de ubicar a tres de sus pequeños hijos, pero como una hija menor no volvía del almacén adonde se la había ocupado, al escuchar el silbido de la bomba que caía, corrió del corredor hacia la boca de la tuca y... en eso estalla la bomba a escaso medio metro donde se encontraba corriendo doña Concepción, matándola instantáneamente. 

La pierna izquierda fue cercenada y se la encontró en la calle, intersección de las Avenidas Pinedo y Herminio Mendoza, a unos 100 metros de la casa. La herida mortal fue una esquirla con orificio de entrada en la mejilla derecha, y el de salida, con un gran boquete, a la altura de la sien izquierda, a más del vientre que fue acribillado por un montón de esquirlas. El Comando Revolucionario de inmediato envío a la casa de la infortunada a los Dres. Joaquín Miranda, Roberto Paleari y César Guggiari, con la orden de embalsamarla. Luego de examinar, los médicos dictaminaron que era imposible embalsamar, debido a los destrozos y que se lamentaban doblemente, porque doña Concepción estaba embarazada de 5 meses, doble y triste crimen que inconcebiblemente se da en una lucha fratricida, entre hermanos de una misma raza, de una misma religión y de una misma nacionalidad.

En gesto digno de mención, el Cnel. Juan Lisboa, quien era Jefe de Intendencia de las Fuerzas Revolucionarias, entregó al soldado Blas Echagüe dos billetes enormes de a 1000 $ c/u para sustento de la familia y a sus hermanas envió víveres y una pieza de tela negra para luto.

El Sr. Leandro Echagüe y Flia. fueron alojados en una habitación del Colegio Salesiano, con sus hijos, durante 26 días.

Con motivo de la toma de Concepción e invasión del campo por las huestes gubernistas (pynandíes), el Sr. Leandro Echagüe tuvo que abandonar su Estancia "Cerrito Totora", la que fue ocupada por centenares de soldados quienes, ayudados y azuzados por vecinos colorados, llegaron a faenar más de 400 cabezas vacunas para festines corridos y no contento con esto, destrozaron totalmente la Estancia. Pero el Sr. Leandro Echagüe era apresado constantemente por orden del Cap. Chávez y gracias al pedido especial del Sr. José D. Portillo, se le concedió un salvo conducto y ya no se lo molestó más, pero, lamentando las víctimas de los bombardeos, pocas por cierto en Concepción, fueron muchísimas sin embargo a lo largo y ancho de la República, perpetradas no sólo por colorados, sino también por las huestes revolucionarias, no pudiendo sopesarse hacia qué lado de la balanza se inclina uno u otro grupo. Estas calamidades sirven de ejemplo y mensaje para éstas y futuras generaciones por aquello de que "LOS HERMANOS DEBEN AMARSE LOS UNOS A LOS OTROS". Y que, en nombre de DIOS, la PATRIA y la FAMILIA, no se repitan más tamañas iniquidades.

Fuente: Pinceladas y vivencias del 47 - Dr. PEDRO RUSO

jueves, 16 de mayo de 2013

Cuando un hijo dicta la profesión a una madre

Leyla Medina de Coelho de Souza (32) es una madre que lucha día a día por su hijo y el de otros porque, debido a la enfermedad de su pequeño, estudió fisioterapia y, a través de su profesión, trata con personas de diferentes edades y problemas de salud. 

Su vida está marcada por negligencias médicas que le hicieron perder un bebé antes de nacer, y otro falleció dos días después de haber nacido. Un ejemplo de madre joven que renunció a muchas cosas para estudiar y criar a su hijo.
La joven madre nos contó su historia de lucha y amor por su hijo: “Soy madre de un niño de 11 añitos, Él se llama Enriquito Coelho, estoy casada con Enrique Coelho de Souza, nací en Concepción. Esta es mi historia. A los 19 años, estando en el probatorio de Medicina perdí la visión del lado derecho; por ese problema dejé de estudiar la carrera que siempre quise. Mi sueño era ser doctora en cardiología”, recordó.
Indicó que a los 21 años quedó embarazada. “Mi hijo nació con dificultad respiratoria por una negligencia médica. En la ciudad donde vivía entonces, Concepción, no había terapia, trasladaron a mi hijo en una ambulancia sin oxígeno, y por ello tuvo hipoxia cerebral. En la capital recibió cuidados intensivos por 15 días. Una vez dada el alta, volvimos a nuestra ciudad”.

Pasaron los meses y notó –con su familia– ciertas anomalías en su hijo. “Él no tenía control de cabeza, a los seis meses no se sentaba. Tanta era nuestra insistencia, que consultamos con un neurólogo, y el diagnóstico fue parálisis cerebral. Acá empezó una lucha día a día. Nos trasladamos a Asunción, y para su rehabilitación recorrimos todos los centros médicos necesarios”, dijo.

Recordó que viajaron a varios países en busca de soluciones. Con el correr del tiempo, le empezó a interesar la carrera de fisioterapia. “Me dije ‘por qué no estudio para poder tener conocimiento de todo lo relacionado con el problema de mi hijo’. Empecé a estudiar en Asunción, y al tercer año de mi carrera quedé embarazada, y al noveno mes mi bebé falleció por una negligencia médica. Fue un duro golpe”, señaló.

“A pesar de todo tenía la obligación y el deber de seguir mis estudios por mi hijo, me recibí con honores: fui medalla de oro en mi promoción. Yo era madre, padre, porque mi marido se quedó en mi cuidad por su trabajo para solventar los gastos. Le llevaba de mañana y de tarde a su terapia, de noche iba a la facultad y de madrugada estudiaba. Así pase los años de mi carrera”, explicó.

“Teniendo mi hijo 7 añitos, de nuevo quedé embarazada. Tuve un embarazo de alto riesgo, con tratamiento. En la Argentina, cada diez días me realizaban transfusiones intrauterinas por poseer incompatibilidad sanguínea. Soy madre Rh negativo, y con mi primer hijo no me aplicaron la vacuna anti-Rh, una negligencia más”, aseguró.

“Tras nacer, mi hijo falleció dos días después. Otro golpe más a nuestras vidas”, recordó con tristeza.

Leyla Medina actualmente vive en Horqueta, en el departamento de Concepción, con su familia, trabajando en su profesión, que ama, y además es la terapeuta de su hijo. “¡Qué madre no haría todo por su hijo! Estudié por y para él. Porque sé que él me necesita. Por eso es triste ver a madres que tienen hijos con discapacidad y los esconden y no luchan por ellos, o los abandonan”, refirió.

“Dios nos da hijos así para que seamos más fuertes y porque sabe que tenemos la capacidad de amor para brindarles. Mi hijo participa en todas las actividades, juega al fútbol; no puede caminar independientemente, pero sí con ayuda. Cursa el quinto grado en una escuela normal, con excelentes calificaciones. Hoy camina con andador y también comienza a movilizarse con bastones canadienses”, señaló.

Mensaje

“Madres, nunca se rindan, luchen por sus hijos; ellos son nuestra vida. La inclusión en la sociedad es muy importante para que ellos se sientan importantes y útiles. Son seres como nosotros; solo que hay personas que no entienden que la discapacidad no es más que la incapacidad de entender que todos somos distintos”, sostuvo.
Finalmente, dijo: “Tengo una razón enorme para seguir adelante: es mi hijo, y seguiré en la lucha para que él pueda caminar”.


Fuente: Fredy Rojas - ABC Color

viernes, 3 de mayo de 2013

Museo Municipal: lote de objetos históricos en condiciones inadecuadas

En condiciones inadecuadas y cerrado al público se mantiene el Museo Cívico de la Municipalidad de Concepción. Tiene por sede una artística edificación neoclásica italianizante de fines del siglo XIX, conocida como la Mansión Quevedo, y su acervo consiste en objetos de arte, utensilios de uso doméstico y elementos de trabajo de antiguos pobladores.

En 1973, la Municipalidad de Concepción adquirió la mansión de estilo neoclásico italianizante que se había construido en el año 1898 y pertenecía al señor Basilio Quevedo. Se aprovechó el gran patio para edificar el Teatro Municipal y los salones se destinaron a la biblioteca pública y al Museo Cívico.
En la actualidad, el acervo museístico se halla en pésimas condiciones, amontonadas en salas con paredes ganadas por la humedad a causa del mal estado del techo, con enormes goteras. Con cada lluvia, el local prácticamente se inunda.

En un terreno lindante está en etapa de construcción un bloque que será destinado a Casa de la Cultura y albergará al museo, la bilioteca, un auditorio para música, danza y teatro. Teófilo Medina, director de Cultura de la Municipalidad de Concepción, cree que una vez concluida la nueva sede se va a encarar la restauración de la Mansión Quevedo, que pide auxilio.

En el primer salón, las piezas históricas comparten espacio con la Dirección de Salud de la Municipalidad, que tiene la función de controlar la atención sanitaria del comercio: vencimientos de productos y la limpieza. Entre las computadoras hay una vitrina con muestra de alfarería precolombina y fósiles de peces. Resaltan un artístico mueble traído de España para la antigua Junta Administrativa Municipal y la talla de San José Guasu, hecha en 1760, para una capilla de alguna compañía.

En el segundo salón, con paredes muy deterioradas, llama la atención un óleo del puerto de Concepción, firmado en 1898 por el pintor español José María Hidalgo. Hay vitrinas con llaves antiguas, monedas, bastones ornamentos de bronce que se usaban en las casas. Una fotografía ilustra el camino del Chirigüelo. El conjunto incluye clavos del ferrocarril, adornos de panteones, cruces, una urna fúnebre de piedra de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Humberto Primo del cementerio y dedicatorias de los inmigrantes españoles e italianos. Un mueble muy trabajado expone lámparas de diferentes épocas, desde el mbopi hasta el Aladino y algunos instrumentos de medición de un boticario. Una olla de hierro de gran porte recuerda a las importantes estancias concepcioneras.

La tercera sala se ambienta con reproducciones fotográficas de las edificaciones arquitectónicas de la ciudad. Una vitrina deja ver la moda del pasado, con vestimentas femeninas, algunos adornos y objetos de diversión, como muñecas. Hay sillas rotas y un reloj de pared. “El niño del melón”, pintura de Pablo Alborno, es el tesoro artístico que engalana el espacio. Un par de pianos destartalados del siglo XIX, que fueron donados al Teatro, un paragüero y un portasombreros hablan de las finas costumbres de la gente de la sociedad.

Cargada con tasas de porcelana, teteras y delicados cubiertos, una vitrina saca a luz el buen gusto y distinción de las familias concepcioneras del ayer. Con la mirada recia, don Antonio Isnardi contempla, a través de un busto suyo, el correr de los tiempos actuales.

La cuarta sala ubica puerta, medialunas y rejas de hierro de las antiguas mansiones demolidas o modificadas. Curioso es ver parte de la primera refrigeradora francesa traída por don Fidel Zavala, en 1880. Está también una campana que se trajo de Bolivia en la época de la Guerra del Chaco (1932-1935).
No faltan las planchas de hierro, máquinas de coser que usaban los sastres italianos y dos motores que se usaban en las casas y servían para generar luz artificial. Igualmente, aquí se aprecia la primera imprenta de finales de 1800, con que se editaba el periódico El Municipio, luego Correo del Norte. En otra vitrina hay elegantes atuendos femeninos.
La quinta y última sala acumula rejas de hierro de aberturas, lápidas de mármol, televisores de antes, radios, una vitrola, un mimeógrafo, un artefacto traído de Suecia para alumbrado público y soportes de hierro para los faroles de las calles.

Visitas con acceso solicitado


Museo Cívico de Concepción se ubica sobre la calle Mcal. López, entre Cerro Corá y Gral. Garay. No está abierto en forma permanente. La Biblioteca Municipal, que funciona en la misma Mansión Quevedo, atiende al público de lunes a viernes, de 07:00 a 12:00, y de 13:00 a 17:00. En ese horario, los interesados en conocer el museo pueden solicitar una visita. El acceso es gratuito.

La ciudad de Concepción fue fundada en 1773 por el gobernador español Agustín Fernando de Pinedo.

Fuente: ABC Color

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